Cuando se trata de ti

Por Amparo Iglesias Luque.

TSMC300Siempre tuve paciencia cuando se trataba de ti, de hacer que el tiempo no pesara tanto cuando me besas, de utilizar mis piernas como las agujas del reloj de tu muñeca.
Pero, la paciencia se marcha cuando ya no quedan tiempos felices en los que naufragar.
Cuando el pasado pierde el culo por un leve roce de la lengua del futuro, que anda de copas entre canciones que le siguen recordando a ti.
Sé que ya no hay versos ni bragas que no conozcas de mí, que sabes cómo huele mi pelo cuando acabo de salir de la ducha, y conoces cómo se me recolocan los lunares cuando tratas de desdibujarlos con saliva.
Y con paciencia, justo la que he perdido cuando has decidido huir detrás de otra poesía que no lleva mis intenciones. Ni mi falda. Pero que comparte perfectamente mis ganas de ti.
Me siento en tierra de nadie, y supongo que empiezo a aunar sentimientos con todos esos que quieren salir de su país.
Quiero huir del sonido de tus bostezos, que me recuerdan a los sueños y siempre acaban llevándome hasta ti.
Quiero huir de tu pelo despeinado que atrae a mis dedos, tejiendo un domingo enmarañado que nos atrapa con la facilidad de una de tus mentiras.
Huir de tu boca suave y tus palabras fuertes. De tus manías. De tus no voy a volver esta noche, y que sea la enésima vez que tú mismo te quitas la razón.
Quiero salir de las fronteras de tus miedos, de los vértices de tu cuerpo, de la nacionalidad de tu sonrisa.
Y perderte en el orte para jamás encontrarte en el sur.
TSMC301Como te decía, yo siempre tuve paciencia, e hice prórrogas con tu bragueta. Señalé en el calendario mil días perfectos para olvidarte, y traté de disfrazar el desastre con algo de poesía.
Pero cómo hacer una rima sin mencionarte. Como escribir sin atraparte entre un montón de versos con final alternativo para ahuyentar un poco la idea de que no hay más posibilidad que querernos mal muy de cerca, o querernos bien demasiado lejos.
No somos más que un intento de ser cualquier otra cosa, menos de ser nosotros.
A veces el amor no es un rescate, ni una liberación. Ni siquiera un salvamento. A veces amar no conlleva salvar a una persona de sí misma; quizás sea más bien un me quedo aquí porque no se me ocurre mejor vicio que tú.
Me quedo porque de entre todas mis ruinas y catástrofes, yo te escojo a ti.
Me quedo para hundirme si no flotas.
Que a veces no hay más vida que pequeñas dosis de muerte en una boca que sabe a precipicio. Otras no hay más verdad que un montón de mentiras juntas, apiladas de tal forma que nadie las pueda combatir.
Incluida yo.
Otras, no hay más libertad que la que te encierra en otro cuerpo. En otras caderas. O cadenas.
O entre recuerdos que saben a sal pero que nunca curan heridas. Ni miedos.
Que como te decía, yo siempre tuve paciencia, supongo que porque cuando se trata de ti, esperar nunca es una forma de alejarse.